"Viajamos para cambiar, no de lugar, sino de ideas"
Me gusta viajar, conocer lugares,
encontrar nuevas comidas, saborear nuevos olores, platicar con personas
desconocidas, saber historias.
Hace no mucho realizamos un viaje
por el puro gusto de viajar, bajo la excusa de un concierto en Guadalajara se
hicieron los planes necesarios y se emprendió el viaje, la carretera a
Querétaro ya me es conocida y me llamo la atención que no estuvieran
arreglándola como generalmente pasa, por cierto, como la mayoría de mis viajes,
empezamos con música, la música siempre está presente, manos al volante, buena
compañía y la carretera, platica amena y
muchas, muchas risas.
En Querétaro un sol grande nos
recibió, caminata por el centro, un sombrero que tardamos en encontrar,
autofotos, nieve de limón con coca-cola y para terminar una deliciosa Pasta al
pesto, la familia nos despidió alegremente, el trayecto aún era largo.
En Salamanca la llamada de un
amigo me alegro pero con toda la pena mi finde ya tenía destino, llegando a
Irapuato la emoción aumento, no conocíamos esa carretera y la expectación por
descubrir nuevas cosas me invadió, la música, la plática y las risas seguían
presentes. No pude evitar cantar “ya vamos llegando a Pénjamo” cuando vi la
señalización que lo anunciaba, un oso nos espantó en una gasolineria. En la
Barca tomamos rumbo a Guadalajara, nos alegramos al ver en grande “Bienvenidos
a Jalisco”, ya queríamos llegar, paisajes rurales por montón, tráileres, una
presa y vacas se hacían presentes, en Ocotlán una nubes gordas nos avisaron que
posiblemente estaría lloviendo en la ciudad, llegando a la ciudad recordé mi
D.F., tráfico y lo peor no conoces, afortunadamente la tecnología nos ayudó a
regresar al camino correcto después de una vuelta mal tomada, lo bueno es que
vimos un pequeño lago.
Durante la búsqueda en el Google
maps del hotel donde se hizo la reservación había un lote baldío lo cual nos
dio mucha risa el pensar que íbamos a hacer si seguía baldío, afortunadamente
no fue así, habíamos llegado.
A pesar de lo cansado teníamos
ganas de salir, el Facebook nos recomendó un lugar de Té y Jucas donde para
nuestra suerte esa noche habría una sesión de Jazz, obviamente ahí estuvimos,
bonito lugar y el que creo es el dueño muy amable con nosotros, dos crepas,
salada y dulce, varios Tés y no podría faltar mi cervecita.
Abrir un regalo siempre sorprende
y alegra aun cuando hayas adivinado a la primera lo que era. Almuerzo rico y
preparación mental para todo un día de música, en un tope preguntamos por el
lugar, la persona con una sonrisa nos dijo “ya está cerca, luego luego se
escucha”, llegamos al Loud Blue, una de las imágenes que nunca me van a cansar,
un escenario listo para la acción, mucha guapa, mucho guapo, un globo
aerostático que nunca se elevó, sol, nieves con piquete, cerveza, mucha actitud
y música.
Empezamos con Simpson Ahuevo,
buen rapero, el Sol no perdonaba y hubo varios intentos por volar un papalote,
ni uno funciono, la gente seguía llegando, Bufi, me gusta su música y es bueno,
el momento de recargar pila y descansar un poco, cómodamente escuchamos de
lejos a Sebastián Tellier y Porter, bueno eso de cómodamente cambio un poco por
que nos dimos cuenta que estábamos en el lugar donde una corriente de aire nos
estuvo ajerando, la noche llego y con mucha emoción nos fuimos al frente del
escenario, Major Lazer estaba por salir, lo que sentimos, vimos, escuchamos,
bailamos y vivimos lo puedo expresar con
un eahhhhh! la pura fiesta, sin dudarlo lo mejor de la noche, tomamos aire por
que la fiesta seguía con Diplo, buenazo en lo que hace, bailamos y bailamos y así
como así acabo el festival, con una enorme sonrisa.
No podríamos regresar sin probar
unas tortas ahogadas, por cierto la búsqueda de las míticas agüitas verdes no
fructifico, otra razón para volver.
El regreso fue tranquilo, podría
decir onírico, apreciamos más los paisajes y la carretera, no había prisa,
enormes nubes amenazaban con soltar el agua que contenían, escala rápida en Querétaro
para despedirnos de la familia y las nubes lo cumplieron, llovió, pero eso solo
logro mostrarnos imágenes asombrosas, lluvia intensa, nubes borregas, un
arcoíris doble y de repente estábamos en la ciudad, el viaje estaba por
concluir, 1220 km recorrimos pero disfrutamos cada uno, llegamos cansados pero
satisfechos.
Es inefable todo lo que siento y
viví al realizar este viaje, algo si puedo decir, hay una enorme sonrisa en mi
ser al saber de un nuevo satélite orbitando en mi espacio.
.::Dinayol::.